Las mismas canciones




Cuando a mediados de este año se anunció la edición de un nuevo disco (el tercero) de Kings Of Convenience, la sorpresa fue casi una sensación común. Después de cinco años de silencio y con ambos integrantes dedicados a sus proyectos paralelos era difícil de prever una reunión que diera sus frutos más allá de alguna presentación ocasional con aires de nostalgia. Sin embargo, Declaration Of Dependence es hoy una realidad material que, no obstante, entra en diálogo con un contexto decididamente diferente al de sus predecesores.

Hace casi una década, el primer disco de la banda, Quiet Is The New Loud (2001), fue enmarcado en lo que en su momento la prensa “especializada” llamó New Acoustic Movement, en referencia a una ola de bandas de las islas británicas que centraban sus composiciones en la guitarra acústica. En este rótulo, Kings Of Convenience representaba un costado más alternativo en relación a bandas como Elbow, Starsailor e incluso Coldplay, ya sea gracias a su origen (Noruega) o a su relación más cercana con compositores brasileños que con clásicos del folk inglés. Su primer disco fue, entonces, una de las sorpresas más cálidas de ese momento particular y supuso un verdadero estándar de calidad.

Tres años después, Riot On An Empty Street (2004) significó una continuación de ese primer trabajo pero con la incorporación de más instrumentos (el piano como elemento fundamental) y la inclusión de algunas partes de batería -analógica y electrónica- como rasgo fundamental. De todas formas, el dúo mantuvo una estructura compositiva que le permitió consolidarse en el oficio de la construcción de pequeños relatos musicalizados. Además, en un marco cargado de revisión pasatista, el segundo disco del dúo sonó verdaderamente puro, limpio, intencionalmente ajeno a todo tipo de contaminación del medio externo.

El tiempo pasó y ese contexto ya no es el mismo. El folk supo encontrar distintos sujetos reinterpretantes en una nueva ola de artistas como The Dodos o Fleet Foxes, quienes a través de distintos elementos hicieron del género un principio y no un fin en sí mismo. Además, artistas como José González o Devendra Banhart hicieron uso de sus raíces latinoamericanas para hacer del horizonte genérico algo geográficamente más amplio, con un pie en el hemisferio sur. Así, si bien Kings Of Convenience es una de las puntas de esta tendencia, es lógico que, a partir de los pergaminos ya conseguidos por la banda, un disco como Declaration Of Dependence pueda sonar a “más de lo mismo”.

Los aires de bossanova que habían hecho de Quiet Is The New Loud algo distintivo, son retomados casi de la misma manera ocho años después, como si nada de lo anteriormente mencionado hubiera existido. Además, aquellos elementos que, en el segundo disco de la banda, daban cuenta de una inquietud amplia parecen haber sido olvidados completamente. Lo que parecía ser un horizonte de continuidad vuelve casi a cero. Después de cinco años y de proyectos por separado de materia muy diversa (por ejemplo, el jazz rock de The Whitest Boy Alive de Erlend Øye o el acercamiento a la electrónica de su compañero Eirik Glambek Bøe), volver a las canciones de siempre -así suenan- parece ser simplemente el resultado de un gesto autómata, casi obligado.

Lo más lamentable es que se trata de un disco de grandes canciones, arregladas de manera sencilla pero precisa, con una vuelta al costado más acústico de la banda (guitarras complementarias, armonías vocales perfeccionadas al máximo, con contrabajo bien al frente, agudo). “Mrs. Cold” y “Rule My World”, por ejemplo, son piezas perfectamente ejecutadas, con melodías difíciles de ignorar. Sin embargo, en un dúo tan asociado a momentos particulares, el prescindir del tiempo como factor parece casi un despropósito. Ambos músicos han sabido demostrar su capacidad para abordar otros intereses más allá de esta cuasi fórmula, por eso, un disco de canciones “lindas” parece poca cosa para lo que son capaces de hacer Erlend Øye y Eirik Glambek Bøe bajo el nombre de Kings Of Convenience.

Como toda práctica sociocultural, la música debe leerse en términos de espacio y tiempo si no se quiere caer en una absolutización de la forma. Una misma armonía no puede juzgarse de igual manera en contextos disímiles ya que no representa lo mismo ni sincrónica ni diacrónicamente, es decir, es en sí un producto histórico que entra en diálogo con su entorno. En este punto reside la debilidad fundamental de Declaration Of Dependence, tercer disco de Kings Of Convenience que, sin embargo, pareciera intentar retroceder temporalmente casi diez años sin tener en cuenta lo que eso implica en términos históricos. En suma, un disco carente de cualquier eje temporal e indiferente a las posibilidades de sus propios ejecutantes.

Juan Manuel Pairone

5 comentarios:

felcho dijo...

ahora que tengo spotify voy a conocer las bandas que pones aca mas rapido!!!!!!! (?)
te lo recomiendo aunque toda la "comunidad" (santi dixit) debe tenerlo already. menos valeria por sus complicaciones ciberneticas

Diego dijo...

Para ser sincero... no logro darle la vuelta a tu crítica esta vez...

Me pareció errado tratar de analizar Declaration of Dependence en estos términos, creo que hay discos (que hay arte y artistas) que escapan a estos análisis.... Últimamente veo desvirtuada la idea del "avance"; a pesar de que tu texto esta "sincrónica y diacrónicamente" emparentado con muchos blogs, revistas y personas que leo por ahí, no dejo de sentir que es una práctica dañina a la música (ahí lo tenés a Coldplay y tantos otros)... No entiendo porque hay musica que no pueda simplemente "disfrutarse". Este no es un disco arriesgado, a fin de cuentas es un disco pop, y como tal, es excelente; no hay nadie como ellos para hacer lo que hacen (y en este disco suenan mejor que nunca).

Mi madre no soportaría a Devendra, y se aburrió con González. Estoy seguro que este disco le va a encantar casi tanto como a mí, y ese es un atributo que pocos discos (y arte y artistas) tienen.

Mientras tanto, Batjin es perfecto para preguntarse que quisieron hacer Noto y Sakamoto con esa orquestita...

Un abrazo, Diego.

Anónimo dijo...

ajajja me rei mucho con tu firma, ME SIGO RIENDO NO ME PARO DE REIR ah tanto, sos una joya del humor, sin duda, viene alacran y después vos. te tengo que contar algo re zarpado!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!


mirá todos los ! es importante.



estoy escuchando foals y te dedico la escuchada (?)

Anónimo dijo...

las cosas que hay que leer ... tu critica es la prueba fundada de que no tuviste la sensibilidad suficiente para entender la simpleza detras del trabajo de estos artistas ... reduciendo todo a una ensalada de expresiones intelectualoides, un snobismo bastante berreta , un recurso mas que explotado en estos días donde todos creen ser critícos.

pai dijo...

Fue lo que sentí anómino. Disculpá si afectó tu sensibilidad pero es simplemente una opinión, una lectura más entre tantas. Saludos.