Detrás del telón




En 2006 The Decemberists presentaba The Crane WifeSu cuarto disco no era un disco más, se trataba de su debut para una discográfica multinacional (Capitol) y, si bien no había logrado igualar los puntos más altos de la discografía del grupo, fue capaz de disipar las dudas respecto al tantas veces infortuito paso de alguna joya del Indie al ámbito del mainstream. Los doce minutos de la primera canción del álbum dejaban en claro que The Decemberists no tenía la más mínima intención de hacer concesiones de manera abrupta por cuestiones puramente contractuales. Las intenciones de búsqueda y naufragio casi constantes seguían en pie, incluso, con más fuerza que nunca.

Por eso, el quinto disco de The Decemberists tenía una particular carga de ansiedad externa puesta sobre sí. Más aún, se presentaba como la posibilidad de consolidar a la banda en un espacio separado del ir y venir constante de la crítica de la generación Pitchfork, como una especie de clásico contemporáneo para unos pocos (entendidos o no). The Hazards Of Love suponía entonces un sentimiento tan humano como el de la fe. Hoy, a la distancia, esa fe ha dado paso -en este y otros casos- a un cuestionamiento y una búsqueda orientada a entender el porqué de una obra tan interesante (en su idea) como inoportuna (en cuanto al resultado final).

No ha sido un camino fácil para The Decemberists. Emparentado desde sus inicios con Neutral Milk Hotel y Belle & Sebastian, el grupo de Colin Meloy logró evadir ciertas sospechas de copia con sucesivos discos que fueron elevando la reputación de la banda en una especie de in crescendo de aceptación. Castaways and Cutouts (2002) como insinuación y Her Majesty, The Decemberists (2003) como la mejor de las confirmaciones (el clímax dentro de la obra del grupo), impresionaron con canciones imposibles de dejar de escuchar y con recursos propios de quienes intentan avanzar constantemente. Y si bien Picaresque (2005) y The Crane Wife (2006), no lograron igualar a sus predecesores, fueron vistos como las manifestaciones propias de una banda ambiciosa y llena de variantes, lo cual supuso cierto bagaje de legitimidad que hizo que The Hazards Of Love apareciera como uno de los discos más esperados de 2009.

Pero no. Si los primeros cuatro discos de The Decemberists fueron hecho en cuatro años, The Hazards Of Love tomó casi esa misma cantidad de tiempo, con más de treinta meses de trabajo entre idea, composición, grabación y masterización. La espontaneidad y el arrojo a la hora de probar cosas nuevas parece ser esta vez algo mucho más calculado y meticuloso. Y es justamente ese el principio de las diferencias entre este álbum y la discografía anterior del grupo. The Hazards Of Love es, originalmente, un musical sobre un amor imposible entre una mujer y una bestia multiforme que es denostado por una serie de personajes que van apareciendo a lo largo de las canciones (cambiantes de acuerdo a la intensidad de cada personaje) a través de las voces de distintos invitados. El resultado final es claro: este no es otro disco de The Decemberists.

Sin embargo, la indecisión conceptual en torno a la obra (¿es un disco conceptual?, ¿es el guión musicalizado de una puesta teatral?) supone el límite de la misma. Así, uno de los problemas centrales parece ser la ligadura entre la mayoría de las canciones y el uso inexistente del silencio como elemento compositivo. El concepto del álbum pareciera forzar a una continuidad obligada entre las canciones, sin embargo, no se contempla la necesidad de descanso y todo tiende a una sobrecarga tímbrica que hace difícil una escucha completa y atenta de las diecisiete-canciones-en-una que integran The Hazards Of Love. El pop en constante metamorfosis que había significado el hilo conductor entre los distintos discos de la banda parece hoy un buen recuerdo. Estamos frente a una propuesta que hace de la necesidad de épica algo continuo y redundante, sin ningún tipo de pausa reflexiva y con ligaduras que intentan conectar momentos disímiles de manera tosca y descuidada.

Como consecuencia, el disco abraza un adjetivo pocas veces deseado: es largo. Largo en lo referente a la capacidad de escucha atenta que el oyente medio puede tener. Largo en cuanto a una sensación subjetiva de paso del tiempo. Sin llegar a la hora de duración, el disco cansa ante la presencia casi permanente de lugares comunes que dan como resultado una sensación de monotonía que, no obstante, en un principio parece difícil advertir. Los riffs (auténticos leitmotivs) y las referencias a las otras canciones terminan haciendo de este disco un ejercicio tedioso y difícil de sostener en el tiempo más allá de las primeras cinco canciones, las cuales mantienen una coherencia que poco a poco se diluye. A partir de “The Wanting Comes In Waves/Repaid” lo teatral empieza a quitarle protagonismo a la música con la aparición (y confusión) de distintos personajes en función de un argumento que parece retomar la tradición fantástica de la ópera rock. Las canciones -el capital artístico fundamental en la música de The Decemeberists- simplemente parecen quedar de lado. Como si no existieran.

Y así, casi en soledad, “The Rake’s Song” representa lo que este disco hubiera podido ser en caso de que hubiera sido pensado como lo que en definitiva es: un disco. Esta es la muestra más fiel del baúl de canciones que es capaz de almacenar Meloy por su propia cuenta. No obstante, en medio de una búsqueda orientada hacia otra parte, esta pieza queda como un pergamino perdido entre el montón, como una luz tenue que se ve imposibilitada de brillar en todo su esplendor. Escucharla también es parte de la desilusión debido a un final que se espera pero que no está. La canción no se corta, no termina. Empieza una parte más de la obra, aparece un nuevo personaje. Escenografía, luces, actores…

¿Teatro o música? ¿Los dos o ninguno? “Esa es la cuestión”. The Decemberists reniega de su condición de banda para ingresar en el mundo del musical con un proyecto que, en si mismo, es una muestra más de su ambición como grupo artístico. Sin embargo, la indecisión de la obra misma hace que no quede en claro cual es la verdadera intención detrás de este trabajo. Teatro y música no son en sí campos disímiles, todo lo contrario. El problema surge al no decidir cual es el fundamento genérico de la obra, lo que la sustenta formalmente. Eso es lo que no llega a percibirse en The Hazards Of Love, un disco/obra que termina siendo un híbrido indefinido y por momentos confuso y no el crossover que Colin Meloy había ideado en su cabeza.

Juan Manuel Pairone

9 comentarios:

felcho dijo...

Como consecuencia, el disco abraza un adjetivo pocas veces deseado: es largo.

pensé que era el unico que se ponia mal (ah tanto) cuando veia que una cancion duraba 7 minutos o mas... (W)

Anónimo dijo...

para cuando hazards of love el musical? (?)

no se, me gusto el disco para mi no fue el mejor, her majesty en mi corazón por siempre con diamantes (?)

a mi las canciones largas de decemberists me copan sobre todo esa de 12 minutos (porque the decemberists la tienen gigante (?)) igual tipo son como varias canciones en una onda el ep de mgmt (?) así que no se si es valido tomarlo como una sola canción, a ver llamen al escribano por favor...

Anónimo dijo...

(un secreto: se te escapo una letra en un "decemberists" Y ADIVINA QUE LETRA ES? SI!! ESA QUE TE GUSTA PONER POR DEMAS (?))

Anónimo dijo...

ah otra cosa, que empiece a sonar el disquito me pudo totalmente y los colores de son re lindos del player, lastima que este tan abajo, no se podrá hacer algo? onda abajo del titulo, yo te la tiro, vos evalualo..

Vale dijo...

al fin la crítica de un disquito que sí escuché!!!
igualmente nunca me puse a analizar ni la mitad de lo que lo hiciste vos, nunca me puse a pensar "¿es teatro o música?", estuve mal ahí, sí consideré acerca de si es o no un disco conceptual (me quedaron dudas), seh... no sirvo para analizar/criticar nada!!!
y que sea largo no me molesta en lo más mínimo.
de todas formas, mi favorito sigue siendo the crane wife.
saluditos.

felcho dijo...

mal, yo haré la misma analogía que le hago a todos: yo esperaba un it's blitz de arctic monkeys y me llego no sé, el opuesto. igual después que te ponés a analizarlo decís bueno, no es tan malo. osea no es malo pero no sé, no convence (?) me siento como que the strokes me cantara algo entendible (???)

Anónimo dijo...

no se pero me gustan (!)

RoRRigo dijo...

aaaaa bueno pero q bien lo tuyo no sabia q habias vuelto con todo!
ya me pongo a leer porq con usté se aprende muchacho! se aprende!
jaj
abrazo

Free bird dijo...

jajaja, si, es que fue todo para evitar multas por tener parte de la calle asfaltada y parte no. me da risa cada vez que lo pienso..