Asociación evitable




Más allá de su poder de circulación material, la globalidad de la música pop en tanto lenguaje es algo incuestionable. Desde hace décadas, artistas de orígenes diversos y con trasfondos culturales completamente distintos forman parte de escenas que, a pesar de las distancias geográficas, crean códigos y prácticas comunes que se resignifican constantemente. Gracias a Internet, esta tendencia se ha profundizado y ha posibilitado un desarrollo más amplio de este tipo de intercambios; pero, al mismo tiempo, ha dado lugar a manifestaciones más cercanas a la parodia que a la intertextualidad.

Hace poco descubrí a Los Coming Soon en un blog español. Son de Buenos Aires. Los había visto en un afiche virtual pero nunca había escuchado ni su música ni una mínima referencia sobre ellos. Sin embargo, el sitio presentaba su primer disco como una “obra espectacular” y ubicaba a la banda como un ejemplo de ese “pop rítmico, bailable y minimalista en el que todos los instrumentos suenan con la contundencia justa y al ritmo adecuado”. Lo interesante es que en ningún momento se intentaba destacar algún rasgo de singularidad sino que, por el contrario, se hacía explícito el vínculo de la banda con una estética contemporánea asociada al grupo noruego/alemán The Whitest Boy Alive. Se hablaba de “buenas canciones” y de “mucho más que una revelación”, pero la referencia al proyecto alternativo de Erlend Øye estaba siempre presente, incluso para justificar la insignificancia de aquel argumento que condena la copia deliberada sin reparar en el poder empático de la música.

Lo cierto es que, en términos comparativos, We Are Family no tiene nada que envidiarle a ninguno de los discos de The Whitest Boy Alive. A pesar de ser el primer álbum de la banda, suena limpio y claro, con un pulso orgánico que realza la precisión y la efectividad de los arreglos y promueve el movimiento natural del cuerpo. Es, además, eficiente en relación a la intención de sus creadores. Las canciones están cargadas de simpatía e inmediatez y muestran todo aquello que una banda autocatalogada como pop debe tener: estribillos cantables, melodías simples pero ricas desde la interpretación, detalles tímbricos (sintetizadores, guitarras) que sorprendan y, sobre todo, ritmo y contundencia. De hecho, al estar cantado en su totalidad en inglés, el debut de Los Coming Soon puede confundirse fácilmente con el primer disco de cualquier grupo emergente que apuesta a la circulación viral en Internet y aspira a ser parte del mercado global de la música pop.

Pero, vale decirlo, son varios los momentos en los que el parecido -en realidad, la sensación de estar escuchando otra cosa- es notable y la asociación resulta automática. Más aún si la banda decide desligarse de sus rasgos locales para abrazar un pretendido internacionalismo que intenta mezclar alusiones alfernet y a la noche porteña con reminiscencias a la subcultura de los cupcakes. En ese punto, cantar en inglés deja de ser un recurso para convertirse en un verdadero problema. (O, al menos, en un síntoma de un problema aún más profundo: el de una identidad indefinida, carente de coherencia.) A partir de esa decisión estética, se produce un quiebre evidente. Los Coming Soon pierden su única oportunidad de resignificar la música con la que evidentemente buscan dialogar y terminan encerrados en los límites de un círculo que, mirado desde afuera, a gran escala, desnuda su actitud -consciente o inconscientemente- mimética y coarta el potencial que se desprende de sus canciones.

Porque, si algo muestra We Are Family, es que Los Coming Soon saben tocar la música que disfrutan y que tienen un sonido definido y pulido a fuerza de trabajo. Incluso, hay momentos en los que la banda pareciera desligarse de la fórmula en la que recaen la mayoría de sus composiciones. En “Bombay”, “No Way” o “Behind The Line”, por ejemplo, la influencia rítmica del funk queda de lado y aparecen beats más rápidos y menos sincopados que muestran una cara más cercana a la new wave de comienzos de los ’80. Sin embargo, y tratando de no caer en el uso de una categoría tan viciada como la de originalidad, lo que se percibe en la mayor parte de We Are Family es una propuesta moldeada a partir de elementos externos que no funcionan simplemente como referencias u horizontes. La manera de entender las canciones, la pulcritud tímbrica, la impostación de la voz, la impronta “bailable” o la elección idiomática responden a algo más que a una simple filiación estética. No reinterpretan, no cuestionan y ni siquiera enriquecen a las formas de origen. Son, en definitiva, retazos de una identidad construida en otra parte; funcionales a una y la misma idea, pero definitivamente ajenos en cuanto a su concepción.

Aún así, Los Coming Soon han demostrado que saben jugar el juego de la música pop. En estos momentos, su disco navega por la red a gran escala y recibe elogios desde distintas partes del mundo. Sin embargo, queda claro que ese no es el único camino factible. Actualmente, se hace imposible pensar en una música pura, desligada de la historia y de los intercambios constantes que se dan a partir de todo el archivo musical del que disponemos. Es, simplemente, una idea inverosímil. No obstante, la valoración del lugar propio y la reelaboración de las tradiciones acopiadas siguen ofreciendo posibilidades infinitas no sólo para los músicos, sino para el público en general. Por eso, si bien la existencia de una banda “hecha” -en mayor o menor grado- a la medida de otra resulta cuanto menos cuestionable, nos sirve para seguir reflexionando acerca de la música que queremos. La música que está a nuestro alcance. 


Juan Manuel Pairone

4 comentarios:

santiago segura dijo...

Tengo que escucharlos a ellos pero... ¡primero a The Whitest Boy Alive! Banda nombrada en varios artículos que leí pero nunca escuchada por mí. Veremos de qué van ambas y si me quedo con alguna de las dos.

Qué bien escribís.

pai dijo...

Hacete de Rules y vas a tener una buena dosis de lo que intentan hacer también estos otros pibes. Ese disco es hermoso y tiene una onda muy particular. Compará y después me contás. Gracias por el comentario!

Anónimo dijo...

Escuchar a Los Coming Soon es lo mismo que sacar el paquete turistico "toda Europa en 15 días": vas a visitar los lugares tipicos, vas a ver "lo que hay que ver" y lo que todos vieron, vas a sacarte la foto y a traer regalos, pero al fin y al cabo no es más que eso, un paseo.
Y ojo, con esto no estoy intentando ser un tipo duro y enojado ni mucho menos caer en ese purismo musical donde lo único que valen son los temas con solos de viola de 15 minutos. El disco suena, divierte, te hace mover el pìecito, pero ¿hasta qué punto es todo tan boludeable?.

pai dijo...

Es buenísima esa analogía. Y te entiendo, no hay nada de purismo acá. Vuelvo al disco y escucho un par de cosas que me encantan y me parece que están geniales pero, como decís, hasta qué punto es todo tan boludeable, no? Genial aporte, gracias!