Interpretar para poder elegir




Uno de los elementos fundamentales a la hora de dar cuenta de la dimensión y la envergadura de una determinada obra musical es el de la recepción. Esto se debe a que, en primer lugar, como toda rama del arte, la música no es un ente cerrado al cual se accede de una única forma. A su vez, hace mucho ha quedado demostrado que quien escucha no necesariamente decodifica de la manera en que al autor lo ha planteado desde su lugar de emisión. Por ende, el sentido acabado de una obra no puede ser construido únicamente dentro de los límites de la misma. Esto puede desligarse de un razonamiento simple: la música no es un estímulo conductual capaz de generar un efecto único. Como producto de la sensibilidad de uno o más artistas, está sujeta a la interpretación de quien se pone ante ella como oyente. Y esto último es posible gracias a la existencia de un receptor activo que, como tal, otorga un sentido propio a la obra a la cual accede como un verdadero interlocutor. 

De lo anterior, se desprende una realidad incuestionable: el ingreso de una obra al plano del discurso público origina ciertos efectos que no han sido planteados a la hora de la creación. El caso de MGMT es ilustrativo al respecto. Pese a plantear un disco arriesgado en materia de sonido y composición, la banda llegó a la consideración pública gracias al poder que desde siempre tuvieron las canciones oportunas. Primero “Time To Pretend” y luego “Kids”. Ambas fueron capaces de generar una ola expansiva de elogios y atención para con un nombre hasta entonces desconocido. De ahí en más, casi repentinamente y gracias al suceso masivo de dos de sus canciones (en definitiva, gracias a unaforma de interpretarlas), MGMT pasó a ser la banda que dominaba el pulso de un momento particular en el plano de la música globalmente comercializada.

Sin embargo, detrás de ese puñado de hits instantáneos, el resto de su primer disco, Oracular Spectacular (2007), mostraba desde las sombras una compleja trama de influencias y recursos que asociaban al dúo a un espectro de bandas consagradas artísticamente. En realidad, las canciones exitosas formaban parte de una obra concebida por sus autores como un conjunto heterogéneo, conjunto que prácticamente era ignorado ante la incandescencia de los singles difundidos universalmente. Esa era, paradójicamente, una de las consecuencias del mismo proceso que había impulsado el suceso comercial del dúo: la recepción fragmentada de su obra por parte de un público acostumbrado al arte de escuchar canciones sueltas los ubicaba en un lugar impensado. Algo no previsto en el momento de la creación.

A causa de este proceso, al planificar la realización de un segundo disco, la banda decidió combatir -al menos desde sus posibilidades- la idea de la fragmentación del formato álbum. Así, al refutar en parte la forma en que había sido interpretado el contenido de su primer disco, surgió un cuestionamiento indirecto al modo en que se recepta la música en la actualidad. Como consecuencia, Congratulations fue planteado por MGMT como una obra que necesariamente debía escucharse como un conjunto acabado, con la intensión de generar un desafío a todos aquellos que habían hecho de “Time To Pretend” y “Kids” las canciones del momento. Para complementar esta idea, el dúo decidió no editar singles promocionales para uno de los discos más esperados del año, desechando el éxito comercial por inercia. ¿El objetivo? Lograr que sean los propios receptores/intérpretes los que hagan circular las canciones y no el esquema de difusión descontextualizada de la industria de la música.

Quizás por eso, en comparación a Oracular Spectacular, el comienzo de Congratulations es mucho más orgánico y directo. Empieza de repente. Lo primero que se escucha es una introducción de un par de notas a cargo del bajo y la guitarra a las que luego se suman la batería y el teclado para dar forma a la contundencia de “It’s Working”. El mismo esquema se repite en la fundamental “Song For Dan Treacy” y en “Flash Delirium”. Antes que el nuevo proyecto de un dúo, lo que se escucha es un grupo de gente tocando. Esta vez, se impone la presencia del bajo y la batería y todo queda reducido a un formato clásico de banda más algunos teclados y contadas participaciones de los sintetizadores, aquellos mismos que supieron ser el elemento guía del primer álbum pero han quedado relegados en esta segunda entrega.

Como resultado, a diferencia del recorrido de Oracular Spectacular asociado a la estética recargada de The Flaming Lips, Congratulations supone -al menos en términos comparativos- una apuesta por la austeridad que lo acerca a parte de la obra de Of Montreal. Esto se observa en lo que es el aspecto central del disco, es decir, el desarrollo incesante de una exploración armónica que ya se había manifestado incipientemente en “The Youth” o “The Handshake”, ambas canciones del primer álbum. Esta vez, ese instinto se desarrolla de manera mucho más acabada y minuciosa, llegando a su punto cumbre en la monumental “Siberian Breaks”, pieza de más de doce minutos de duración que parece representar a la perfección las pretensiones estéticas de la banda desde su forma de concepción. No importa cuantas ideas surjan, todas pueden ser condensadas en una misma canción. Una balada, un pasaje lisérgico propio del Pink Floyd de Syd Barrett, una extensa sección instrumental con estribillo incluido, una lluvia de sintetizadores. Todas pueden ser parte de un mismo relato subdividido.

Esto último, si bien no hace más que confirmar la tendencia que la banda había demostrado en sus últimas composiciones (el single “Metanoia”), es también un indicador que da cuenta de una actitud crítica hacia la comodidad de los oyentes de nuestra época. Evidentemente, hacer y dar a conocer este tipo de canciones supone una interpelación directa, un desafío a todo aquel que pretenda identificarse con la obra de MGMT más allá de su éxito comercial. Pero, además, es una forma de pelear contra la descontextualización de las canciones que produce el modelo de escucha en la actualidad y que, muchas veces, rompe con el sentido delineado desde el lugar de la creación. Si se hace difícil la supervivencia del conjunto, todavía existe la posibilidad de elaborar en una misma pieza una serie de ideas superpuestas que formen una única unidad de sentido. Todo lo demás está más allá de los límites de la música como tal.

En definitiva, lo que queda claro es que Congratulations hace que la instancia de la recepción sea reconsiderada. En vez de esperar el cauce lógico de la distribución indiscriminada, MGMT integra al oyente al proceso, avisándole que este disco está hecho de una manera determinada y dándole la opción de elegir con su propio criterio, sin intermediarios. Para eso, la banda desnuda sus intenciones estéticas y deja de lado cualquier elemento que pueda resultar contradictorio. El resultado es un disco compuesto e interpretado como una obra indivisible, con elementos suficientes para combatir los efectos de la escucha fragmentada. Asimismo, detrás de todo ese planteo, MGMT vuelve a demostrar un talento incuestionable para escribir canciones imperecederas. La diferencia radica en que, esta vez, será la interpretación directa del público la que escribirá con cada una de ellas una historia distinta.

Juan Manuel Pairone

4 comentarios:

lala ~ dijo...

cuando vi que actualizaste y era de mgmt pensé "uh..", hacía mucho quería saber tu opinión del disco porque cuando lo hablamos sólo me preguntaste "te gustó?". no sabía cuál podía ser la "temática" de la nota.. pero, por dios. puede ser más genial el disco?, ahora que leo ésto y me cierran muchísimas cosas que había notado y no tenían explicación, me gusta el triple.

la verdad no tenía idea de lo que habían querido hacer, pero me parece sumamente genial que hayan hecho tal observación y hayan querido superar la situación, cuando tranquilamente podrían haber sacado singles normalmente. para los que decían que músicos eran los de antes (?)..

y aunque está mucho más enfocado a la industrial musical, les re cabió a todas las pendejas que no van a saber decir cuál es su tema favorito del disco.. (perdón, tenía que hacer también ese comentario)


ahora me siento a ver cuáles serán las repercusiones, ah re que tampoco había tanto para ver (?).

lala ~ dijo...

"ahora me siento a ver cuáles serán las repercusiones, ah re que tampoco había tanto para ver (?)."



pará.. no hay algo para ver.. o si?

Anónimo dijo...

ME PUSE A MIRAR LA TAPA Y ME TRAUME, DEMASIADAS ILUSIONES OPTICAS (?

colors & the kids dijo...

perdon
realmente quisiera opinar extensamente porque el disco me encantó y tambien lo que escribiste, pero todavia llevo un dolor de cabeza(parcial de ingles+parcial de semiotica+picadura de araña en el ojo+cotty ciega(?)+entrega de molderia=no podría redactar nada coherente)..ejemplo..ahora(?)
pero sobre la remera opino lo siguiente:
si, la verdad fue e gran desafio, es mas senti que me la dieron solo para ver como me salia(?)pero tengo que reconocer que no fue la que mas me costó
por mas que suene a chiste, la de santi de radiohead fue definitivamente fue mi mayor desafio
lo mio no son las letras jaja
gracias por el comentario
ah y sos el dueño de la remera que mas me gusta de las que pinté hasta el momento
atenti(?)