Estoy de vacaciones.
Final del primer cuatrimestre y un mes por delante para reorganizar mi propia existencia. Bien, me gusta eso. Empezó hoy mismo, y en estos momentos estoy escuchando por primera vez Zeitgeist, o sea, el nuevo disco de los Smashing Pumpkins, el primero después de 7 años de ausencia (?) del mundo de la música.
La cosa es así: Billy Corgan se convirtió, a lo largo de la década de los '90, en un auténtico ícono de la música contemporánea. Su banda logró, en poco menos de una década, editar algunos de los discos fundamentales de los últimos tiempos (por mi parte elijo a Siamese Dream y Adore) y logró reconocimiento internacional y demás cosas que acapara la fama bien lograda.
La banda se desmoronó hacia el 2000 con un sinfín de peleas internas que terminaron en la separación definitiva del cuarteto de Chicago. De ahí en más fue el turno de sendas pruebas por parte de Corgan, a través de Zwan primero y después en un intento de carrera solista. Sin duda, el recuerdo pudo más y decidió revivir a los Pumpkins en una versión contemporánea pero que recupera la fuerza que, según muchos, había perdido en sus trabajos posteriores.
Dicho y hecho, los Smashing Pumpkins están de vuelta y la verdad el disco me gustó. Es cierto, recién lo estoy analizando, muy por arriba, con la primera escucha, pero hay un compromiso por el nombre de la banda que es innegable. Mucha energía y distorsión, pero con pasajes melódicos infalibles, esa es la actualidad de estos nuevos Smashing Pumpkins.
Yo, mientras tanto, empiezo a disfrutar mis vacaciones y tengo más tiempo que nunca para escuchar, volar y no morir en el intento de imaginar una realidad mágica.
Tengo tiempo, y eso es un tesoro para mí. No me quejo de ninguna de mis obligaciones (adquiridas todas ellas por mi propia decisión) pero es bueno tener algo de vida para quemar en lo que a uno realmente le despierta pasión. Tengo tiempo, sí, y es hora de aprovecharlo.
Final del primer cuatrimestre y un mes por delante para reorganizar mi propia existencia. Bien, me gusta eso. Empezó hoy mismo, y en estos momentos estoy escuchando por primera vez Zeitgeist, o sea, el nuevo disco de los Smashing Pumpkins, el primero después de 7 años de ausencia (?) del mundo de la música.
La cosa es así: Billy Corgan se convirtió, a lo largo de la década de los '90, en un auténtico ícono de la música contemporánea. Su banda logró, en poco menos de una década, editar algunos de los discos fundamentales de los últimos tiempos (por mi parte elijo a Siamese Dream y Adore) y logró reconocimiento internacional y demás cosas que acapara la fama bien lograda.
La banda se desmoronó hacia el 2000 con un sinfín de peleas internas que terminaron en la separación definitiva del cuarteto de Chicago. De ahí en más fue el turno de sendas pruebas por parte de Corgan, a través de Zwan primero y después en un intento de carrera solista. Sin duda, el recuerdo pudo más y decidió revivir a los Pumpkins en una versión contemporánea pero que recupera la fuerza que, según muchos, había perdido en sus trabajos posteriores.
Dicho y hecho, los Smashing Pumpkins están de vuelta y la verdad el disco me gustó. Es cierto, recién lo estoy analizando, muy por arriba, con la primera escucha, pero hay un compromiso por el nombre de la banda que es innegable. Mucha energía y distorsión, pero con pasajes melódicos infalibles, esa es la actualidad de estos nuevos Smashing Pumpkins.
Yo, mientras tanto, empiezo a disfrutar mis vacaciones y tengo más tiempo que nunca para escuchar, volar y no morir en el intento de imaginar una realidad mágica.
Tengo tiempo, y eso es un tesoro para mí. No me quejo de ninguna de mis obligaciones (adquiridas todas ellas por mi propia decisión) pero es bueno tener algo de vida para quemar en lo que a uno realmente le despierta pasión. Tengo tiempo, sí, y es hora de aprovecharlo.
2 comentarios:
No estoy capacitado para opinar del tema. Pero me sumo.
Lo estoy bajando.. =P
A ver q onda.. dps te comento..
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